Entre sus desfiladeros y abrigos se guarda la más completa galería de arte prehistórico del desierto.
En 1982 fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
El clima desértico y una erosión intensa debido al viento y a los cambios de temperatura día-noche han permitido la formación de unos paisajes extraordinarios: abruptos acantilados, profundos y estrechos desfiladeros, “bosques de piedra”, columnas de arenisca, rocas de aspecto quemado y desmenuzado y entre medio de las rocas y mas allá de la zona montañosa, inmensas extensiones de dunas amarillas, blancas, rojizas, ocres, marrones, toda una gama de colores debido al efecto solar y a los procesos de oxidación de los minerales predominantes en la zona.
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